Pasa algo similar con la lingüística estructural y con la semiología. Son estas tres ciencias que tienen intereses en aspectos duales o dobles. Hay también un doble en la retórica. No se puede examinar, por ejemplo: el cuerpo sin el discurso que éste desprende. En sí mismo el cuerpo es inteligible. ¿Cómo analizar al cuerpo? Si lo analizamos en su peso, ya no es el cuerpo mismo, es por el contrario una medición del cuerpo. Hay que contar con un mecanismo de medición para decir algo del peso del cuerpo. Lo mismo pasa si se analiza al cuerpo y su vestido. No se puede analizar al cuerpo en sí mismo al margen del vestido, éste es el que nos puede decir algo sobre el cuerpo. Para ello, es necesario un instrumento que de cuenta del vestido y este instrumento es el discurso. De tal modo, que lo que aparece es el cuerpo discursivado.
Este discurso es peculiar, porque es un discurso doble. Lo mismo el discurso del vestido habla de un cuerpo cubierto que de un cuerpo descubierto.
Barthes elaboró, como conclusión a este trabajo, una semiología despsicologizando a la lingüística de Saussure. Con ello, la semiología opera en el espacio, lo segmenta. El lenguaje, así como el discurso se conciben como entidades espaciales y no históricas. Sin embargo, la historia está en el espacio, deja una huella y hace que se opere por analogía en el análisis de los sistemas signicos o sistemas discursivos. La segmentación es un instrumento para encontrar la significación por medio de identificar el valor que cada elemento tiene respecto a los otros. En esta división del sistema, cada signo adquiere una identidad que antes no tenía, es decir, los signos tienen como principal característica, en el sistema, la mutabilidad.
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